En las semanas pasadas se han publicado una serie de notas en los periódicos de
circulación nacional en torno a la “epidemia” de obesidad en México. En estas notas se puede leer
que el problema principal es la obesidad en niños que van de los 5 a los 11 años de edad, también
se puede leer acerca del plan contra la obesidad y las estrategias puntuales a seguir por parte del
Gobierno Federal.
La obesidad como se ha planteado en este contexto no es un problema de personas individuales,
sino se ha convertido en un problema de salud pública y por eso ahora forma parte de la agenda
nacional. Una vez que forma parte de salud pública entra también en el ámbito de discusión de la
bioética desde donde se pueden hacer una serie de reflexiones que incumben a toda la sociedad y que
le corresponde a la sociedad reflexionar sobre ellos. Algunos de estos problemas y preguntas son
los siguientes:
La epidemia de obesidad es un problema de salud pública, entre otras razones, porque trae
consigo complicaciones como la diabetes y enfermedades cardiovasculares que conllevan tratamientos
que generan gasto al sistema de salud y demanda de infraestructura. En este sentido contribuye a la
saturación del sistema de salud. Uno de los dilemas éticos surge cuando se toma en cuenta que, por
regla general, siempre la demanda es mayor a la disponibilidad de recursos, de modo que es
necesario priorizar y justificar éticamente la designación de recursos. En consonancia con esto
habría que preguntarse si esos recursos deben ir dirigidos a la atención de las enfermedades
derivadas de la obesidad o a su prevención. Si la respuesta va dirigida a la prevención, entonces
quién debe atenderlo ¿la Secretaría de Salud, debe ser un programa intersectorial –SSA, SEP,
SEDESOL- y muy importante? ¿cuál es el papel y la responsabilidad de la industria alimenticia?
Para mayor información entrar a las siguientes ligas:
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/47268.html
Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria
Lanzan plan antiobesidad